La portada de este mes –junto con la de junio y la de julio-agosto– nos ha movido mucho porque consideramos que es única y transcendental, engloba múltiples mensajes e interpretaciones como solo el arte lo puede hacer. Se trata de una fotografía magistral, realizada por el biólogo y artista plástico Antonio Briceño, de un joven perteneciente a la tribu amazónica de los kayapó, un pueblo indígena que habita en las tierras planas de Mato Grosso y Pará, en Brasil, al sur de la Amazonía. Los kayapó se han distinguido por su lucha contra la tala ilegal, la ganadería y la explotación minera de los yacimientos de oro. La aldea donde vivía el guerrero adolescente de la foto desapareció tras resultar inundada por una represa en el año 2005.
El primer mensaje que salta a la vista, muy poderoso y trabajado conjuntamente con el artista, es que los indios son los únicos Homo sapiens que han sido capaces de fusionarse perfectamente con la naturaleza y, en consecuencia, han sabido desarrollar un punto de equilibrio con el ecosistema en el que viven. Una realidad que me hizo reflexionar y llevar a ajustar la afirmación que sostuve en un artículo y vídeo reciente, donde mencionaba que los seres humanos somos el virus del planeta porque no desarrollamos un punto de equilibrio con el ecosistema donde habitamos, igual que los virus.
Fuente