Al enfrentar un problema tenemos dos formas de reaccionar. Una, dejar que el miedo se apodere de nosotros y retroceder; la otra, avanzar empleando la creatividad, el positivismo y la innovación. Frente a la tragedia que ha sido la pandemia de la COVID-19, la ciudadanía espera que la Unión Europea dé un paso adelante y consiga la valentía para empezar a construir un mundo nuevo –más igualitario, solidario y verde– aprobando los fondos de rescate y destinando una buena parte a poner en marcha el Pacto Verde Europeo.
Construir un mundo nuevo es posible, sobre todo cuando tantos signos y hechos empujan a la humanidad a un cambio profundo en el modo de organización, de producción y de consumo. Antes de la COVID-19, en Cambio16 ya lo veíamos. En mi discurso de los Premios Cambio16 en noviembre pasado me atreví a señalar: “Estamos en una época en la que es probable que algo muy malo suceda, de no producirse un importante y urgente cambio. La situación actual del planeta no es sostenible. Ni desde el punto de vista humano ni desde la naturaleza.
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