Giannina Braschi reads T. S. Eliot’s «The Waste Land»
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Giannina Braschi y Jorge Neri Bonilla Premios Cambio16

El género es un portento humano. Conversando con Giannina Braschi

El género es un portento humano. Conversando con Giannina Braschi

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Al igual que ocurre con su obra, que está por encima de géneros y convenciones –“quiero sacar la poesía de la poesía”–, Giannina Braschi sitúa a la mujer por encima de la mujer, despojándola de conceptos tan manidos como igualdad y derecho porque la reproducción es creativa y generosa –dar a luz–, preñada de ideas y nuevos renacimientos.

Para la poeta y escritora Giannina Braschi (San Juan, Puerto Rico, 1953), detrás de las palabras está el silencio y detrás de ese silencio siempre está el olvido. Por esa razón, alza la voz y reclama libertad, no como un mecanismo que garantice la elección de una opción frente a otras, sino como un derecho, fundamento de la con­vivencia y esencia del ser humano. Y esa libertad se cimenta con la capacidad de crear de la mujer. Gianni­na interpreta lo que los demás dicen a través de su propio ser.
Giannina Braschi y Jorge Neri Bonilla Premios Cambio16
Foto premios Cambio16 ©2021
La UNESCO entiende por género una construcción sociocultural que diferencia y configura los roles, las percepciones y los estatus de las personas en una sociedad. ¿Qué es entonces la igualdad de género y cómo se integra en el desarrollo sostenible?
La luna y el sol son seres completos y bellos en su desigualdad. Sin embargo, en nuestra lengua uno es masculino y la otra es femenina. Así tendríamos que ser: astros, planetas, géneros com­pletos y bellos en nuestras desigualdades. Siempre dando luz, o reflejando luz, o iluminando partes de nuestro ser que antes es­taban en completa obscuridad. No juzgándonos ni midiéndonos los unos con los otros. Ni pidiéndole al sol que sea como la luna. Uno tiene el día y la otra tiene la noche. Cada uno crea una situación distinta. Su momento para mostrar su poder. Cada uno es un ser completo en su género. Y su poder ra­dica, precisamente, en que está completo y abastecido de ella o de él mismo. Y no necesita ser medido por el otro.
“Ni los derechos ni la igualdad nos han ayudado a alcanzar nuestros potenciales que siempre se salen de la norma. La norma siempre exige el mínimo de nosotras. Y es tan baja que nos rebaja. Salario mínimo. Y lo mínimo nunca da más. Siempre nos hace menos. Y da menos. No más”
¿Debe existir una cultura de la igualdad?
Hay que dejar atrás los conceptos trillados de igualdad y de­recho y abrirle campo a los potenciales. ¿A dónde nos lleva la igualdad con los hombres que tampoco han desarrollado sus más altos potenciales y son tan infelices en sus igualdades y en sus derechos?
¿Por qué es tan difícil asegurar que las mujeres y las niñas tengan el mismo grado de apoyo estatal en las artes, los deportes y las cien­cias?
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis Sor Juana Inés de la Cruz
¿Cómo pasar del paradigma según el cual la cultura supone un obstáculo para los derechos de la mujer a un paradigma que bus­que garantizar la igualdad en el disfrute de los derechos cultura­les?
Estos dos paradigmas están mal porque son visiones del mundo que no tienen futuro. No están preñados de nuevas ideas. La igualdad nos lleva a la guerra. A competir los unos con los otros. Quítate tú para ponerme yo. Y no nos permite alcanzar nuestros ideales. Ningún género gana nada en la competencia con el otro. Debe existir una cultura de exigencia, que nos haga potentes, y que nos encauce hacia nuestros propósitos. Hacia nuestras vo­caciones. Hacia nuestros ideales. La cultura no es solo para los que dicen: así son las cosas y así se hacen las cosas. La cultura es una motivación y un propósito, y un esfuerzo hacia algo me­jor que debemos lograr. La meta no es ser igual ni normal. Ni ordinaria. Sino extraor­dinaria. Ni los derechos ni la igualdad nos han ayudado a alcan­zar nuestros potenciales que siempre se salen de la norma. La norma siempre exige el mínimo de nosotras. Y es tan baja que nos rebaja. Salario mínimo. Y lo mínimo nunca da más. Siempre nos hace menos. Y da menos. No más.
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